Resumen nivometeorológico
Una vez concluida la temporada invernal 2022-2023, es hora de hacer balances. Globalmente, la temporada de nieve se puede calificar como mala, seca en precipitaciones y algo cálida en cuanto a las temperaturas.
La media de las temperaturas se sitúa por encima de la media de las últimas 8 temporadas, con 1.1ºC de temperatura media en a estación de La Raca a 1.877 m de altitud para los meses de diciembre a marzo. En cuanto a la precipitación, se han recogido un total de 645 mm, para una acumulación de nieve total de aproximadamente 270 cm, muy por debajo de la media del mismo periodo de referencia.
La nieve continua sobre el terreno, fuera de las umbrías situadas sobre los 2.000 m, se limita al periodo entre el 15 de enero y el 20 de marzo, lo que hace un total de 64 días, un número realmente escaso. La combinación de temperaturas y humedad relativa altas de los periodos 15 de diciembre al 5 de enero, y del 8 al 31 de marzo provocaron la perdida total del manto de nieve en esas cotas medias y bajas.
La temporada de nieve comenzó a finales de noviembre con la clásica irrupción polar marítima de estas fechas, vientos de NW, primeras nevadas y temperaturas frías, condiciones que se mantuvieron hasta terminar el puente de la Constitución. En las zonas cercanas a la divisoria, tuvimos espesores de nieve de unos 40-60 cm, que todo hacía indicar que serían la base del manto de nieve de la temporada.
Tras el puente, entramos en un patrón meteorológico templado de SW, con una fase húmeda al principio, pero mayormente seco y con temperaturas altas después. Para las navidades nos quedamos sin nieve por debajo de los 2.000 m. A pesar de que las temperaturas en el periodo navideño fueron muy altas, la humedad baja y la nula insolación activaron procesos de faceteo del manto en umbrías de cotas altas, con producción de cristales grandes y angulosos.
Enero comenzó seco y cálido, con una nevada de SW interesante entre el 8 y el 9. La nieve quedó nuevamente por encima de los 2.000 m, donde al depositarse sobre niveles facetados generó un ciclo de inestabilidad de aludes naturales en las umbrías.
El gran temporal de nieve de la temporada, se produjo ente los días 16 y 20 de enero, de la mano de una invasión de aire ártico-marítima. Asociados a esta mas de aire muy fría, diversas borrascas pasaron sobre el Pirineo, con vientos en superficie del SW al inicio y de N y NW después. Se recogieron en el entorno de la divisoria uno 150 mm de precipitación, con espesores de nieve a 1800 de entre 100 y 120 cm. La nevada al S del valle también fue importante, aunque como es habitual con entradas de N, el viento se llevó gran parte de la nieve recogida en esos sectores de Izas-Ip-Collarada.
Toda esta gran nevada se vio estabilizada con rapidez, especialmente en cotas medias y bajas, debido al paso de la última borrasca de la serie. Esta borrasca entró con vientos del SW, provocando una humidificación de la nieve que se vio rápidamente encostrada en superficie tras su paso. En cotas altas se observaron diferentes aludes naturales en las zonas más favorables, de tamaños 2 y 3, asociados a este ciclo de problemas de nieve reciente y placas de viento.
Tras el temporal, y durante un mes, se alternaron periodos anticiclónicos fríos y secos con pequeñas nevadas por retención en la divisoria, asociadas a vientos del N y NE. Estas condiciones mantuvieron un manto de nieve constante y homogéneo durante este periodo y provocaron la activación de procesos de faceteo de la nieve. Con el paso de las semanas, las facetas fueron ganando tamaño y volviéndose reactivas una vez quedaban enterradas por las pequeñas nevadas y los episodios de viento que se dieron. Fueron días donde los problemas de aludes fueron debidos a las capas débiles persistentes, y provocaron placas accidentales en el entorno de Izas y Secús.
Hacia el 22 de febrero, una borrasca rompió la estabilidad meteorológica, con una importante nevada de SW que acumuló unos 40 o 50 cm de nieve especialmente en las zonas al S de la divisoria. Esta nevada se depositó en las umbrías sobre nieve facetada y trajo en su seno gruesas capas de graupel que quedaron enterradas. El manto de nieve durante esos días se mantuvo frágil, aunque por fortuna no hubo accidentes el valle (se reportaron placas accidentales tanto en la zona de Formigal como en Panticosa). Tras el paso de la borrasca, se observó gran actividad de aludes naturales.
Las condiciones invernales terminaron abruptamente el 7 de marzo. Una entrada tropical de largo recorrido marítimo trajo a las montañas abundante precipitación, que fue liquida en todas las cotas. En la semana del 8 al 16 de marzo, perdimos en cotas por debajo de los 2.000 m más de la mitad de nieve del invierno, y el manto se volvió discontinuo por debajo de esa cota en amplios sectores de solana. Para final de mes solo se mantuvieron esquiables con nieve continua las umbrías por encima de los 2.000 m. A pesar de una primera semana de marzo fría, el mes terminó con una media de temperatura inusualmente alta.
Las últimas nevadas se produjeron en abril, la más importante el día 2. Esta nevada devolvió a la montaña un efímero aspecto invernal y ayudó a mantener las montañas esquiables durante la semana santa.
En total hemos publicado un total de 58 boletines de peligro de aludes (BPA) para cubrir los algo más de 130 días de la temporada. Prácticamente la mitad de los días hemos establecido un peligro liitado-2 en la escala europea de peligro de aludes. El 81.3% de los días el peligro ha estado situado en la parte inferior de la escala de peligro (peligros 1 y 2), lo que demuestra gráficamente el tipo de invierno que hemos tenido, con pocos días de peligro de aludes evidente y generalizado. Solamente hemos establecido un peligro notable-3 o superior durante 22 días, concentrados en el gran episodio de nieve de enero y en la nevada de finales de febrero.
En cuanto el problema de aludes establecido en el BPA a lo largo de la temporada, mas de la mitad de los días hemos definido un problema de placas de viento, que generalmente ha afectado a cotas altas (53.7% de los días). Los problemas de nieve húmeda han afectado a la montaña el 39.6% de los días, generalmente y como es habitual afectando a cotas medias y bajas y orientaciones solanas gran parte de la temporada. Por último, casi el 13% de la temporada hemos definido problemas asociados a las capas débiles persistentes.
Llama la atención el escaso número de días que hemos definido problemas asociados a la nieve reciente, solamente el 15% de los días.