En algún momento entre la tarde del domingo 8 y la mañana del lunes 9, se produjeron varios aludes en la vertiente norte de los picos de la Garganta de Aisa. Uno de ellos es particularmente espectacular ya que se observan distintas fracturas a diferentes niveles altitudinales, y dada su relativa accesibilidad, el jueves 12 nos acercamos a investigar lo sucedido.
Situación nivológica previa al día de la avalancha
Diciembre y la primera parte de enero han sido secos y cálidos, y el manto de nieve es continuo solamente en cotas superiores a 2.000 metros. A final de año, teníamos en la zona un manto encostrado. El día 2 de enero, una pequeña nevada de unos 5 o 10 cm recubrió esta costra en zonas protegidas del viento del sur principalmente. La posterior semana anticiclónica, favoreció que en las umbrías de cotas altas se activaran en la nieve procesos de metamorfismo de gradiente alto, formándose en superficie cristales angulosos de caras planas, conocidos como facetas. Esta era la nieve en superficie en umbrías cuando comenzó a nevar en la tarde del día 7.
El terreno
Las zonas de salida se sitúan entre los 2450 metros y los 2300 m, en laderas con pendientes entre 35 y 40 grados y orientación N. Atendiendo a la cartografía ATES, estamos en un terreno claramente complejo.
La nevada
A últimas horas del sábado 7, entro en la zona una borrasca atlántica con vientos en superficie del W y SW, con diferentes frentes asociados que dejaron registros de precipitación elevados. Se superaron los 100 mm de precipitación en la vertiente S del pirineo occidental, por ejemplo en las estaciones meteorológicas de Hecho y Lizara, y se llegaron a 70 mm en Canfranc.
Las cotas de nieve empezaron en 1.700 metros pero un frente cálido durante la tarde del domingo las hizo remontar a los 2000. En cotas altas, la nevada fue importante, con espesores que superaban los 50 cm y un carácter desfavorable, la que la nevada fue cada vez más densa y pesada. Es lo que llamamos un manto de nieve inverso, donde la parte más fría e incohesiva se queda en la base del manto, formando estructuras de placa.
La avalancha
La causa de la avalancha la tenemos clara. La carga de nieve nueva en la cresta, ayudada por el viento del sur, creo una enorme cornisa, que en algún momento de la tarde del domingo o madrugada del lunes colapsó. Se observa la cornisa fracturada en una distancia superior a 150 m.
El impacto de la cornisa en la faja superior de la muralla, creo una sobrecarga en el manto que propagó unos 210 o 230 metros. El manto de nieve era claramente desfavorable, con una estructura de costra en la base, una pequeña capa de cristales incohesivos encima y unos 50 cm de nieve inversa en superficie.
Toda esta masa de nieve se puso en movimiento y una parte cayó en la faja inferior de la muralla, ligeramente al este del corredor de los navarros. Este impacto, generó otra nueva sobrecarga que propagó otros 130 m aproximadamente.
Estimando las medidas del alud, estimamos una fractura superior de unos 210 m de largo por 50 de ancho en la superior. En la faja inferior, la fractura es algo más corta, unos 150 m por unos 40 de ancho
Área: 210 m x 50 m +150 m x 40 m. total 16.500 m2
Volumen: estimando un espesor medio de 50 cm son 8250 m3
Peso: con una densidad que oscilaría entre los 150 y 200 kg/m3 tenemos un peso de 1.237.500 kg, unas 1.237 Toneladas
Esto nos da una avalancha de tamaño D2.5 muy cerca del D3, con un potencial destructivo como para destruir o enterrar un coche.
Como clasificación del alud, sería un alud natural con salida lineal en una situación de nieve reciente y placas de viento en umbrías de cotas altas. El factor desencadenante fue la caída de la cornisa. El peligro de aludes en esa zona se situaba en 3, siendo posibles aludes medianos e incluso grandes localmente.
Trabajo de campo
El día de la visita de campo realizamos un perfil estratigráfico en la cicatriz del alud de la faja inferior. En ese punto, el espesor de nieve supera los 280 cm, por lo que es una zona muy favorable a la acumulación de nieve reciente y de nieve venteada. Solo observamos los primeros 80 cm, hasta la costra del 8 de enero.
En el perfil se puede observar la estructura de la placa, aunque varios días después de ocurrir la avalancha. En el trabajo de campo realizado, los test de estabilidad no se muestran reactivos en el nivel que colapso el pasado domingo. Entendemos que la cohesión de la nieve nueva y la vieja ha mejorado notablemente, por lo que el peligro de alud grande como el analizado ha disminuido. Sin embargo, sí que se observa inestabilidad todavía en la superficie del manto, donde existen pequeñas acumulaciones de nieve venteada. En esos niveles superficiales, el test de columna extendida es positivo al golpe 12 y la fractura ocurre sobre un nivel muy fino de facetas situadas sobre una delgada costra a unos 20 cm de la superficie. Esta costra, aflora en numerosos puntos, por lo que es sencillo localizar las pequeñas placas existentes. Tras todas las observaciones realizadas en la zona, el peligro de aludes queda definido como limitado-2, con placas de viento de tamaño pequeño en zonas umbrías de cotas altas.