Riesgo de Inundaciones
¿Dónde existe riesgo de inundaciones? (video youtube: https://www.youtube.com/watch?v=9dqGtn3l-Iw)
Las inundaciones son un fenómeno muy extendido en todas las latitudes y provocan importantes daños materiales así como la pérdida de vidas humanas de forma periódica. Generalmente el riesgo de inundación está ligado a la ocupación y transformación del entorno fluvial por viviendas, naves, vías de comunicación, campings, áreas recreativas y cultivos.
En ambientes naturales, no modificados por el hombre, el espacio fluvial aparece perfectamente delimitado y respetando este espacio es muy difícil verse afectado por este riesgo. Sin embargo, en ambientes donde hay procesos de urbanización se desfigura y en ocasiones se modifica el espacio fluvial. Ante esto el río o barranco vuelve periódicamente a recuperar su antiguo cauce.
El fenómeno de las avenidas está asociado a un periodo de tiempo de lluvias intensas que dan lugar a escorrentías superficiales que pueden llegar a concentrar importantes caudales aguas abajo de donde se producen. En ambientes mediterráneos estas grandes precipitaciones están ligadas generalmente al fenómeno de “la gota fría” o a tormentas de gran intensidad. En este sentido en el Levante existen registros históricos de más de 800 litros recogidos en 24 horas (Oliva, Valencia, 3 de Noviembre de 1987) que correspondería, aproximadamente, con la precipitación media por metro cuadrado que se recoge en el área durante dos años.
En algunos casos estas lluvias pueden sumarse a la fusión del manto nivoso en las cabeceras de ríos de alta montaña, e incrementar los caudales asociados a la precipitación intensa que se esté produciendo.
En muchas ocasiones al aporte de agua hay que sumarle el aporte de sedimentos. Estos sedimentos pueden ser partículas pequeñas del orden de los mm o enormes bloques. Los flujos de agua con enormes bloques suelen darse en cauces torrenciales donde los materiales son erosionados y transportados debido a una baja cobertura vegetal y a las fuertes pendientes de sus laderas.
A este fenómeno hay que añadirle el posible efecto adverso que se produce debido a la obstrucción temporal del cauce, que en cauces torrenciales puede incrementar de forma importante la potencialidad de daños que puede infringir la avenida. Esta obstrucción se puede dar por: el deslizamiento de laderas, colapso por obstrucción de puentes o estrechamientos de cauce por la concentración de desechos arbóreos u otros materiales que pueda transportar las aguas. Un caso extremo de complicación es la posible avería, rotura o sobrecarga de presas que supone multiplicar la intensidad del fenómeno natural más adverso estimado (ej. Presa de Vajont, Italia, 1961). Todo ello debe ser considerado a la hora de analizar y evaluar este riesgo.
Para el análisis de este fenómeno se debe tener en cuenta los siguientes factores:
- El caudal máximo asociado a distintos periodos de retorno. Este caudal está condicionado por las características de la cuenca aguas arriba del punto de estudio (la extensión de la cuenca, su pendiente media, la cobertura vegetal) así como por las precipitaciones máximas estimadas para distintos periodos de retorno para el conjunto de la cuenca.
- El tiempo de concentración del caudal máximo. Es el tiempo estimado que transcurre desde que se produce el máximo del evento de precipitación en el perímetro de la cuenca hasta que alcanza el punto de estudio. Este factor está muy condicionado por las características de la red hidrográfica aguas arriba (ej. conectividad). El tiempo de concentración es menor en el caso de torrentes y barrancos y mucho mayor en el caso de cursos fluviales. Este tiempo de concentración es esencial para poder definir las posibilidades de evacuación a zona segura ante un evento extremo.
- Características de las secciones críticas. Las secciones críticas son aquellas que se consideran más susceptibles de sufrir desbordamiento por: su menor sección y/o su menor pendiente y/o su mayor posibilidad de formar represamiento. Se analiza las características de la forma de estas secciones y sus coeficientes de rozamiento (que estarán determinado por la vegetación y el material del lecho del rio), para poder modelizar la circulación de las avenidas máximas de paso por los emplazamientos objeto de estudio. Estos cálculos permiten modelizar el paso de las avenidas extraordinarias de cálculo y cuantificar su posible incidencia en el bien a proteger.
Con todo ello y mediante modelos hidráulicos se pueden obtener estimaciones de: la altura de la lámina de agua en las zonas inundadas, la altura de resguardo de determinadas infraestructuras, la velocidad de la corriente, la duración de la inundación y el caudal sólido asociado.
Se debe diferenciar entre inundaciones torrenciales o “relámpago” e inundaciones fluviales o “lentas”. Principalmente para la protección de las vidas humanas las primeras son las más mortíferas y nos obligan a extremar las precauciones por el limitado tiempo de aviso y evacuación. En relación a los cursos torrenciales se debe tener especial precaución para evitar los emplazamientos en los conos de deyección de los barrancos pues corresponden con cauces de trazado muy variable y a veces, como ocurrió en el barranco de Arás, pueden dar una falsa sensación de seguridad.